Lee con atención la siguiente entrada y responde en tu portfolio a las cuestiones que figuran a continuación.
“El derecho a la vida, del que forma parte
integrante el derecho del hijo a crecer bajo el corazón de la madre después de
haber sido concebido; el derecho a vivir en una familia unida y en un ambiente
moral, favorable al desarrollo de la propia personalidad; el derecho a madurar
la propia inteligencia y la propia libertad a través de la búsqueda y el
conocimiento de la verdad; el derecho a participar en el trabajo para valorar
los bienes de la tierra y recabar del mismo el sustento propio y de los seres
queridos; el derecho a fundar libremente una familia, a acoger y educar a los
hijos, haciendo uso responsable de la propia sexualidad... Fuente y síntesis de
estos derechos es, en cierto sentido, la libertad religiosa, entendida como
derecho a vivir en la verdad de la propia fe y en conformidad con la dignidad
trascendente de la propia persona”. (Centesimus annus,
nº 47)
La persona es
constitutivamente un ser social, porque así lo ha querido Dios que la ha creado.
La naturaleza del hombre
se manifiesta, en efecto, como naturaleza de un ser que responde a sus propias necesidades
sobre la base de una subjetividad relacional, es decir; como un ser libre y responsable,
que reconoce la necesidad de integrarse y de colaborar con sus semejantes y que
es capaz de comunión con ellos en el orden del conocimiento y del amor: “Una
sociedad es un conjunto de personas ligadas de manera orgánica por un principio
de unidad que supera a cada una de ellas. Asamblea a la vez visible y
espiritual, una sociedad perdura en el tiempo: recoge el pasado y prepara el
porvenir” (Catecismo de la Iglesia
Católica, nº 1880).
Es necesario destacar por
tanto, que la vida comunitaria es una característica natural que distingue al
hombre del resto de criaturas terrenas.
La actuación social
comporta de suyo un signo particular del hombre y de la humanidad, el de una
persona que obra en una comunidad de personas. Este signo determina su
calificación interior y constituye, en cierto sentido, su misma naturaleza.
Esta característica
relacional adquiere, a la luz de la fe, un sentido más profundo. Creada a
imagen y semejanza de Dios, y constituida en el universo visible para vivir en
sociedad, la persona está llamada desde el comienzo a la vida social. “Dios no
ha creado al hombre como un ser solitario, sino que lo ha querido como ser
social. La vida social no es, por tanto, exterior al hombre, el cual no puede
crecer y realizar su vocación si no es en relación con los otros” (Libertatis conscientia, nº 32).
La sociabilidad humana no
comporta automáticamente la comunión de las personas. A causa del egoísmo y de
la soberbia, el hombre descubre en sí mismo gérmenes de insociabilidad, de
cerrazón individualista y de vejación del otro (Gaudium et spes, nº 25).
Toda sociedad digna de
este nombre, puede considerarse en la verdad cuando cada uno de sus miembros,
gracias a la propia capacidad de conocer el bien, lo busca para sí y para los
demás.
Es por amor al bien
propio y al de los demás que el hombre se une en grupos estables, que tienen como
fin la consecución de un bien común. También las diversas sociedades deben
entrar en relaciones de solidaridad, de comunicación y de colaboración, al
servicio del hombre y del bien común.
La sociabilidad humana y sus múltiples expresiones.
La sociabilidad humana no
es uniforme, sino que reviste múltiples expresiones. El bien común depende, en
efecto, de un sano pluralismo social.
Las diversas sociedades
humanas están llamadas a constituir un tejido unitario y armónico, en cuyo seno
sea posible a cada una conservar y desarrollar su propia fisonomía y autonomía.
Algunas sociedades, como
la familia, la comunidad civil y la comunidad religiosa, corresponden más inmediatamente
a la íntima naturaleza del hombre, mientras que otras proceden más bien de la
libre voluntad: “Con el fin de favorecer la participación del mayor número de
personas en la vida social, es preciso impulsar, alentar la creación de
asociaciones e instituciones de libre iniciativa para fines económicos, sociales,
culturales, recreativos, deportivos, profesionales y políticos, tanto dentro de
cada una de las naciones como en el plano mundial”. Esta “socialización”
expresa igualmente la tendencia natural que impulsa a los seres humanos a
asociarse con el fin de alcanzar objetivos que exceden las capacidades
individuales. Desarrolla las cualidades de la persona, en particular, su
sentido de iniciativa y de responsabilidad. Ayuda a garantizar sus derechos” (Catecismo de la Iglesia Católica, nº
1882).
Cuestiones.
1. Define técnicamente "sociabilidad" y "socialización", de manera que diferencies adecuadamente lo conceptualizado por ambos términos.
2. ¿Cómo fundamenta la DSI la sociabilidad humana (ser social; vida comunitaria)?
3. ¿Cómo se define "sociedad" en el nº 1880 del Catecismo de la Iglesia Católica?
4. Si la sociabilidad humana no compoprta automáticamente la comunión de las personas... ¿Qué es preciso para que se de tal comunión?
5. ¿Qué valoración hace la Iglesia Católica del pluralismo social? ¿Qué se propone para favorecer la participación del mayor número de personas en la vida social?
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