miércoles, 29 de noviembre de 2017

ANALIZA LOS TEXTOS



Lee con atención los textos siguientes y responde:

“Para un correcto juicio moral sobre la eutanasia, es necesario ante todo definirla con claridad. Por eutanasia en sentido verdadero y propio se debe entender una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. «La eutanasia se sitúa, pues, en el nivel de las intenciones o de los métodos usados ».
De ella debe distinguirse la decisión de renunciar al llamado «ensañamiento terapéutico», o sea, ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar o, bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia. En estas situaciones, cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede en conciencia «renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo las curas normales debidas al enfermo en casos similares».
Ciertamente existe la obligación moral de curarse y hacerse curar, pero esta obligación se debe valorar según las situaciones concretas; es decir, hay que examinar si los medios terapéuticos a disposición son objetivamente proporcionados a las perspectivas de mejoría. La renuncia a medios extraordinarios o desproporcionados no equivale al suicidio o a la eutanasia; expresa más bien la aceptación de la condición humana ante la muerte. ”
(San Juan Pablo II, Evangelium vitae, nº 65)
 
1.      ¿En qué nivel se sitúa la eutanasia en el texto? ¿Qué significa todo ello?
2.      ¿Qué es el “ensañamiento terapéutico”? ¿Qué postura se defiende en el texto ante tal “ensañamiento terapéutico”?
3.      ¿A qué obligación moral se hace referencia en este nº 65 de Evangelium vitae?
4.      ¿Qué importancia se concede a “las circunstancias” y a la “conciencia”?


“No se puede sostener que las ciencias empíricas explican completamente la vida, el entramado de todas las criaturas y el conjunto de la realidad. Eso sería sobrepasar indebidamente sus confines metodológicos limitados. Si se reflexiona con ese marco cerrado, desaparecen la sensibilidad estética, la poesía, y aun la capacidad de la razón para percibir el sentido y la finalidad de las cosas. Quiero recordar que «los textos religiosos clásicos pueden ofrecer un significado para todas las épocas, tienen una fuerza motivadora que abre siempre nuevos horizontes […] ¿Es razonable y culto relegarlos a la oscuridad, sólo por haber surgido en el contexto de una creencia religiosa?». En realidad, es ingenuo pensar que los principios éticos puedan presentarse de un modo puramente abstracto, desligados de todo contexto, y el hecho de que aparezcan con un lenguaje religioso no les quita valor alguno en el debate público. Los principios éticos que la razón es capaz de percibir pueden reaparecer siempre bajo distintos ropajes y expresados con lenguajes diversos, incluso religiosos.
Por otra parte, cualquier solución técnica que pretendan aportar las ciencias será impotente para resolver los graves problemas del mundo si la humanidad pierde su rumbo, si se olvidan las grandes motivaciones que hacen posible la convivencia, el sacrificio, la bondad.”
(Francisco, Laudato si, nn. 199-200)

1.      ¿Tienen límites la ciencia y la técnica?
2.      ¿Cuáles son esos límites y/o qué o quién los marca?
3.      ¿Qué consecuencias se desprenden de sobrepasar los límites de las ciencias?
4.      Resume en forma de tesis la reflexión que realiza en este sentido el Papa Francisco acerca del valor de los textos religiosos.

jueves, 9 de noviembre de 2017

ECHANDO LA RED

Imprime la entrada a la manera de una ficha de trabajo y responde a las preguntas que figuran a continuación del texto.




“El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es condición básica, momento inicial y parte integrante de todo el proceso de la vida humana. Un proceso que, inesperada e inmerecidamente, es iluminado por la promesa y renovado por el don de la vida divina, que alcanzará su plena realización en la eternidad (cf. 1 Jn 3, 1-2). Al mismo tiempo, esta llamada sobrenatural subraya precisamente el carácter relativo de la vida terrena del hombre y de la mujer. En verdad, esa no es realidad “última”, sino “penúltima”; es realidad sagrada, que se nos confía para que la custodiemos con sentido de responsabilidad y la llevemos a perfección en el amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos.
La Iglesia sabe que este Evangelio de la vida, recibido de su Señor tiene un eco profundo y persuasivo en el corazón de cada persona, creyente e incluso no creyente, porque, superando infinitamente sus expectativas, se ajusta a ella de modo sorprendente. Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (cf. Rom 2, 14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política”. (San Juan Pablo II, Evangelium vitae, nº 2)

Cuestiones.
1. ¿Cuál es la vocación sobrenatural del hombre que se menciona en el texto? Intenta responder con tus propias palabras.
2. ¿Qué crees que quiere decir San Juan Pablo II al afirmar que “esta llamada sobrenatural subraya precisamente el carácter relativo de la vida terrena del hombre y de la mujer”?
3. ¿Qué consecuencias cabe extraer de lo anterior?
4. En el texto se habla de “Evangelio de la vida”. Recuerda el origen etimológico de la palabra "Evangelio".
5. En el texto también se habla de “razón” y de “gracia”. ¿A qué hace referencia cada uno de estos términos? Ensaya su definición.
6. ¿Qué es la “ley natural”?
7. Comenta la última frase: “En el reconocimiento de este derecho (vida) se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política”.

sábado, 4 de noviembre de 2017

EL GRAN DEBATE (DESDE CUÁNDO SE ES PERSONA)


Cuando los expertos en bioética se preguntan acerca de lo que significa ser humano, no tratan de determinar qué constituye una vida humana (la biología define con claridad que la vida humana se inicia cuando termina el proceso de fertilización y comienza a existir un nuevo organismo que es genéticamente uno). Los expertos en bioética tratan de responder la pregunta acerca de lo que es la persona o cuando una vida humana alcanza una condición en la que tiene derechos morales.
Para responde a la pregunta ¿desde cuándo se es persona?, cabe distinguir distintos puntos de vista; el punto de vista genético, el neurológico, el tecnológico y el fisiológico.
Lee atentamente el p.4 de la unidad 2 y recoge en una tabla las principales informaciones que se ofrecen allí acerca de cada uno de esos puntos de vista.
El modelo podría ser el siguiente (página en horizontal):

¿DESDE CUÁNDO SE ES PERSONA?
Punto de vista genético
Punto de vista neurológico
Punto de vista tecnológico
Punto de vista fisiológico





miércoles, 1 de noviembre de 2017

LOS DOS NACIMIENTOS DE LA BIOÉTICA

Imprime la entrada como si de una ficha de trabajo se tratara, lee atentamente la información que contiene y responde a las cuestiones que figuran al final.


EL DOBLE NACIMIENTO DE LA BIOÉTICA.


La bioética es un área del conocimiento nacida como consecuencia de los cambios científicos, tecnológicos, sociales y medioambientales ocurridos en la segunda mitad del siglo XX.
En su origen pudo ser confundida con una ética aplicada, dado que otra disciplina más antigua y arraigada, la ética o filosofía moral, ya se venía encargando de los aspectos teóricos de la acción humana.
Sin embargo, pronto se vio que la mayor parte de los problemas de los que se hubo de ocupar la bioética, necesitaban no sólo una respuesta práctica urgente que la ética clásica no podía ofrecer, sino también una distinta fundamentación y un distinto método para la toma de decisiones.
Así, la bioética no ha hecho más que crecer en los países desarrollados, dando lugar a un nuevo modo de plantear y resolver los problemas morales que tienen que ver con la vida en un sentido muy amplio. Y como, al fin y al cabo, la vida en general es el valor más importante de cuantos existen en la naturaleza, la bioética ha venido absorbiendo a la ética tradicional al transformarse en una “bioética global”, cuyo objeto de estudio abarca al ser humano, las futuras generaciones y el medio ambiente.

1er nacimiento de la bioética.

Según se ha descubierto recientemente, el término “bioética” apareció por primera vez en lengua alemana, acuñado por el teólogo protestante Fritz Jahr el año 1927. 
F. Jahr definió la bioética como la ética de las relaciones de los seres humanos con los animales y las plantas. Esto significaba dar un duro golpe a la ética predominante por aquel entonces; la ética kantiana. 
Para I. Kant, el ser humano es el centro del universo y, por tanto, los deberes se determinan con el criterio de universalización, según ordena el imperativo categórico. Lo que al inicio del siglo pasado venía a decir Jahr es justo todo lo contrario: todos los seres vivos tienen que ser tenidos en cuenta en la determinación de los deberes morales y, por consiguiente, hay que elevar el criterio de universalización a criterio de globalización. 
La consecuencia última de esta idea es que el imperativo categórico se transforma en un imperativo de responsabilidad, llamado por Jahr “imperativo bioético”.
Aunque la propuesta de F. Jahr no terminó de cuajar en el difícil contexto de la primera mitad del siglo XX, la idea constituía una auténtica revolución copernicana en ética y, por lo tanto, antes o después había de irrumpir nuevamente.

2º nacimiento de la bioética.

El término “bioética” lo reintrodujo Van R. Potter a finales de los años 70 en un artículo titulado “Bioethics, the science of survival”.
Lo que Potter demandaba con la reintroducción del neologismo era algo aparentemente tan sencillo como “una ética de la vida”, pues eso es lo que significa etimológicamente “bio-ética” (del griego bíos = vida…), y para ello creía inevitable una nueva disciplina que fuera capaz de comunicar, como si de un puente se tratara, dos orillas: la representada por las ciencias de la vida y la representada por la ética o filosofía de los valores.
No por casualidad,  Van R. Potter publicaría un libro titulado “Global Bioethics” (1988), donde “global” tiene un significado más amplio que “universal”, pues incluye una reflexión moral sobre el medioambiente y las futuras generaciones. De la reflexión moral centrada en el presente del ser humano, se ha pasado, pues, a una reflexión sobre el futuro de todos los seres vivos ya existentes o en vías de existir.

De ahí la consecuente concepción de la bioética como una “ética de la responsabilidad”.

Cuestiones.

1. ¿Qué es la bioética? Ensaya su definición.
2. ¿De qué se ocupa la bioética? Concreta.
3. Describe de la manera más sintética posible la historia del "doble nacimiento de la bioética".
4. ¿Qué quiere decir que la bioética se concibe como una ética de la responsabilidad? Explica.