Lee y responde a las cuestiones que figuran al final de la entrada.
El trabajo es un derecho fundamental y un bien para hombres y mujeres: un bien útil, digno del ser humano, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana. La Iglesia enseña el valor del trabajo no solo porque es siempre personal, sino también por el carácter de necesidad.
El trabajo es un derecho fundamental y un bien para hombres y mujeres: un bien útil, digno del ser humano, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana. La Iglesia enseña el valor del trabajo no solo porque es siempre personal, sino también por el carácter de necesidad.
El trabajo es un bien común.
El
trabajo es necesario para formar y mantener una familia, adquirir el derecho a
la propiedad y contribuir al bien común de la familia humana. La consideración
de las implicaciones morales que la cuestión del trabajo comporta en la vida
social, lleva a la Iglesia a indicar la desocupación como una “verdadera
calamidad social”, sobre todo en relación con las jóvenes generaciones.
El
trabajo es un bien de todos, que debe estar disponible para todos aquellos
capaces de él. La “plena ocupación” es, por tanto, un objetivo obligado para
todo ordenamiento económico orientado a la justicia y al bien común.
Una
sociedad donde el derecho al trabajo sea anulado o sistemáticamente negado y
donde las medidas de política económica no permitan a los trabajadores alcanzar
niveles satisfactorios de ocupación, “no puede conseguir su legitimación ética
ni la justa paz social”.
Una
función importante y, por ello mismo, una responsabilidad específica y grave,
tienen en este ámbito los “empresarios directos”, es decir, aquellas personas o
instituciones de diverso tipo, capaces de orientar a nivel nacional y/o
internacional la política del trabajo y la economía.
Consecuencias sociales de la globalización.
La
globalización ha permitido experimentar formas nuevas de producción,
trasladando las plantas de producción a regiones distintas de aquellas en las
que se toman decisiones estratégicas y lejanas de los mercados de consumo. Dos son
los factores que han impulsado este fenómeno: la extraordinaria velocidad de
las comunicaciones actuales y la relativa facilidad para transportar mercancías
y personas de una parte a otra del planeta.
Esto
comporta una consecuencia fundamental sobre los mercados productivos: la
propiedad está cada vez más lejos, a menudo indiferente a los efectos sociales
de las opciones que realiza.
Por
otra parte, si bien es cierto que la globalización, a priori, no es ni buena ni
mala en sí misma, sino que depende del uso que el hombre hace de ella…, debe
afirmarse que es necesaria también una globalización de la tutela, de los
derechos mínimos esenciales y de la equidad.
Cambios en las estructuras del trabajo y sus consecuencias.
Una de las más
características más relevantes de la nueva organización del trabajo es la “fragmentación
física del ciclo productivo”, impulsada por el afán de conseguir una mayor
eficiencia y unos beneficios mayores. Desde este punto de vista, las
tradicionales coordenadas espacio-temporales dentro de las que se definía el
ciclo productivo sufren una transformación sin precedentes, que determina un
cambio en la estructura misma del trabajo.
Todo ello tiene
importantes consecuencias en la vida de las personas y de las comunidades,
sometidas a cambios radicales tanto en el ámbito de las condiciones materiales,
cuanto en el de la cultura y de los valores. Este fenómeno afecta a nivel
global y local, a millones de personas, independientemente de la profesión que
ejercen, de su condición social o de su preparación cultural.
La reorganización del
tiempo, su regulación y los cambios en curso en el uso del espacio…, deben
considerarse, por consiguiente, un desafío decisivo, incluidos los aspectos
ético y cultural, en el ámbito de la definición de un sistema renovado de la
tutela del trabajo.
La globalización
económica, con la liberación de los mercados, la acentuación de la competencia,
el crecimiento de empresas especializadas en el abastecimiento de productos y
de servicios…, requiere una mayor flexibilidad en el mercado de trabajo y en la
organización y gestión de los procesos productivos. Al valorar esta delicada
materia, parece oportuno conceder una mayor atención moral, cultural y
estratégica para orientar la acción social y política en la temática vinculada
a la identidad y los contenidos del nuevo trabajo, en un mercado y una economía
a su vez nuevos. Los cambios del mercado de trabajo son a menudo un efecto del
cambio del trabajo mismo, y no su causa.
Cambios sociales debidos
a las innovaciones tecnológicas.
El trabajo, sobre todo en
los países más desarrollados, atraviesa una fase que marca el paso de una
economía de tipo industrial a una economía esencialmente centrada en los
servicios y en la innovación tecnológica.
Gracias a las
innovaciones tecnológicas, el mundo del trabajo se enriquece con nuevas
profesiones, mientras otras desaparecen. En la actual fase de transición se
asiste, en efecto, a un pasar continuo de empleados de la industria a los
servicios. Mientras pierde terreno el modelo económico y social vinculado a las
grandes fábricas y al trabajo de una clase obrera homogénea, aumentan las
actividades laborales en el ámbito de los servicios, las prestaciones “a tiempo
parcial” interinas y “atípicas”, es decir, las formas de trabajo que no se
pueden encuadrar ni como “trabajo dependiente” ni como “trabajo autónomo”.
La transición en curso
significa el paso de un trabajo dependiente a tiempo indeterminado, entendido
como “puesto fijo”, a un trabajo caracterizado por una pluralidad de actividades
laborales; de un mundo laboral compacto, definido y reconocido, a un universo
de trabajos variado, fluido y rico de promesas, pero también de preguntas
inquietantes.
Las exigencias de la
competencia, de la innovación tecnológica y de la complejidad de los flujos
financieros deben armonizarse con la defensa del trabajador y de sus derechos.
La inseguridad y la
precariedad no afectan solamente a la condición laboral de los hombres y
mujeres que viven en los países más desarrollados, sino también a las personas
pertenecientes a las economías menos avanzadas del planeta. Estos últimos, además
de los complejos problemas vinculados al cambio de los modelos económicos y
productivos, deben afrontar cotidianamente las difíciles exigencias procedentes
de la globalización en curso.
La situación resulta
particularmente dramática para el mundo del trabajo, afectado por vastos y
radicales cambios culturales y estructurales, en contextos frecuentemente privados
de apoyos legislativos, formativos y de asistencia social.
Aumento de las formulas de trabajo independiente.
Muchas actividades que
ayer requerían trabajo dependiente, hoy son realizadas en formas nuevas, que
favorecen el trabajo independiente y se caracterizan por una mayor componente
de riesgo y responsabilidad.
El trabajo en las
pequeñas y medianas empresas, el trabajo artesanal y el trabajo independiente
pueden constituir una buena ocasión para hacer más humana la vivencia laboral,
ya sea por la posibilidad de establecer relaciones interpersonales positivas en
los contextos de comunidades de menores dimensiones, ya sea por las mejores
oportunidades que ofrecen al espíritu emprendedor… Sin embargo, no son pocos en
estos sectores, los casos de trato injusto, de trabajo mal pagado y sobre todo
inseguro.
En países en vías de
desarrollo se ha venido difundiendo en estos últimos años el fenómeno de la
expansión de actividades económicas “informales” o “sumergidas”, que presentan
señales de un crecimiento económico prometedor, pero plantean problemas
jurídicos y éticos serios.
El significativo aumento
de puestos de trabajo suscitado por tales actividades se debe, en realidad, a
la falta de especialización de gran parte de los trabajadores. Así, un elevado número
de personas se ven obligadas a trabajar en condiciones de grave desazón y en un
marco carente de reglas necesarias para proteger la dignidad de los
trabajadores, cuyos salarios, con frecuencia, se revelan insuficientes para
garantizar que sus familias alcancen un nivel de subsistencia.
Significación del trabajo agrícola.
El trabajo agrícola
merece especial atención, debido a la función social, cultural y económica que
desempeña en muchos países, a los numerosos problemas que debe afrontar en el
contexto de una economía cada vez más globalizada y a su importancia en la
salvaguardia del ambiente natural.
En muchas situaciones son
necesarios cambios radicales y urgentes para volver a dar a la agricultura su
justo valor como base de una sana economía.
Los cambios profundos y
radicales que se presentan actualmente en el ámbito social y cultural y que
afectan a todo el mundo rural, precisan con urgencia una reflexión profunda
sobre el significado del trabajo agrícola y sus múltiples dimensiones… Reflexión
que debe apoyarse con políticas agrícolas y ambientales capaces de superar una
cierta concepción residual y asistencial…
En algunos países es
además indispensable una redistribución de la tierra con el fin de eliminar el
impedimento que supone el latifundio improductivo, condenado por la doctrina
social de la Iglesia, para alcanzar un auténtico desarrollo económico. La
reforma agraria es, por tanto, además de una necesidad política, una obligación
moral. No llevarla a cabo constituye, en estos países, un obstáculo para los
efectos benéficos que derivan de la apertura de los mercados y, en general, de
las ventajosas ocasiones de crecimiento que la globalización actual puede
ofrecer.
Peligro de exclusión social.
La capacidad propulsora de
una sociedad orientada hacia el bien común y proyectada hacia el futuro se mide
también por las perspectivas de trabajo que puede ofrecer.
El alto índice de
desempleo y la persistencia de dificultades para acceder a la formación y al
mercado de trabajo, constituyen para muchos, sobre todo para los jóvenes, un
grave obstáculo en el camino de su realización humana y profesional.
Quien está desempleado o
subempleado padece, en efecto, las consecuencias negativas que esta condición
produce en la personalidad y corre el riesgo de quedar al margen de la sociedad
y de convertirse en víctima de exclusión.
Además de a los jóvenes, este
drama afecta, por lo general con más virulencia a las mujeres, a los menos
formados, a los minusválidos, a los inmigrantes, a los ex-reclusos, a los
analfabetos…, personas todas estas que encuentran mayores dificultades en la búsqueda
de una colocación en el mundo del trabajo.
Cuestiones.
1. ¿Qué valor atribuye la Iglesia al trabajo? ¿Por qué? Justifica.
2. Define "globalización" en sentido económico.
3. ¿Cómo se valora la globalización económica por parte del la Iglesia? ¿Qué desafíos plantea?
4. ¿En qué consiste la "fragmentación fisica del ciclo productivo"? Trata de explicar de manera concreta. ¿Qué importantes consecuencias sobre la vida de las personas y las comunidades se derivan de todo ello?
5. ¿En qué consiste la terciarización de la economía? ¿Qué principales cambios sociales se siguen de este proceso?
6. Distingue concretamente entre "trabajo dependiente" y "trabajo independiente". ¿Cómo valora la Iglesia el aumento de forma de trabajo independiente?
7. ¿Qué principales problemas jurídicos y éticos plantean las diversas formas de actividades económicas "informales" y/o "sumergidas"?
8.¿Por qué el trabajo agrícola merece especial atención en el contexto de una economía cada vez más globalizada? ¿Qué retos se plantean aquí?
9. ¿Qué consideración hace la DSI del latifundio? ¿Qué tipo de reformas plantea esta consideración?
10. ¿Qué valoración se hace desde la Iglesia del "desempleo" y del "subempleo"? ¿Por qué? Justifica.
Cuestiones.
1. ¿Qué valor atribuye la Iglesia al trabajo? ¿Por qué? Justifica.
2. Define "globalización" en sentido económico.
3. ¿Cómo se valora la globalización económica por parte del la Iglesia? ¿Qué desafíos plantea?
4. ¿En qué consiste la "fragmentación fisica del ciclo productivo"? Trata de explicar de manera concreta. ¿Qué importantes consecuencias sobre la vida de las personas y las comunidades se derivan de todo ello?
5. ¿En qué consiste la terciarización de la economía? ¿Qué principales cambios sociales se siguen de este proceso?
6. Distingue concretamente entre "trabajo dependiente" y "trabajo independiente". ¿Cómo valora la Iglesia el aumento de forma de trabajo independiente?
7. ¿Qué principales problemas jurídicos y éticos plantean las diversas formas de actividades económicas "informales" y/o "sumergidas"?
8.¿Por qué el trabajo agrícola merece especial atención en el contexto de una economía cada vez más globalizada? ¿Qué retos se plantean aquí?
9. ¿Qué consideración hace la DSI del latifundio? ¿Qué tipo de reformas plantea esta consideración?
10. ¿Qué valoración se hace desde la Iglesia del "desempleo" y del "subempleo"? ¿Por qué? Justifica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario